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#03 Agosto 2013 / Cuerpo y Memoria Narrativas de los cuerpos contemporáneos

Cuerpo y Memoria

Narrativas de los cuerpos contemporáneos

 

La presente entrega se enmarca en el tercer eje temático propuesto por el equipo de Nómade titulado “La memoria irreverente”. El primero de los temas propuestos para abordar la reflexión contemporánea en torno a la memoria, entendida desde la perspectiva de la fijación por el archivo y la revisión del pasado, se refiere al cuerpo, como soporte, materia y significado de performatividad, reubicado y repensado a lo largo del siglo XX y en la primera década del siglo XXI.

 

El cuerpo contemporáneo ha alcanzado su grado máximo de complejidad y en la permanente definición de su identidad, se halla en constante re-significación. Se bifurca, entre la transitoriedad y el sedentarismo, pero no deja de inscribirse en lugares y tiempos, sean éstos reales, virtuales o imaginarios. El cuerpo realiza incisiones leves o profundas en el devenir, y, por ello, en cierto sentido sigue siendo texto y signo. A su vez, los cuerpos se encuentran atravesados, perforados y marcados por las huellas de su propio transitar. Hay, por tanto, la asunción de un recorrido previo, que implica la memoria -y alude también al olvido-, y ello puede ser entendido como un narración del andar, y, en última instancia, como un soporte. Por ello nos preguntamos, ¿qué tipo de soporte es, entonces, el cuerpo? ¿Qué clase de huellas y textos hallamos en él? ¿Es posible establecer una analogía entre el cuerpo como texto que narra y el cuerpo como soporte? Estas preguntas conducen a otras tantas: ¿no son nuestros cuerpos una serie de superposiciones textuales? ¿Cómo los pensamos como espacio de memoria activa? ¿Y desde el nomadismo y lo efímero?

 

Escapando a las viejas ideas sobre el cuerpo pensado como cosa, como elemento estático, preferimos abordarlo como sujeto atravesado, cargado de sentido, y en última instancia, como enclave de dinámica y movimiento. La tensión que genera dicha diferencia perceptiva creemos que abre (o re-activa) algunos campos de reflexión.

Para pensar estas y otras cuestiones, hemos contado esta vez con ocho colaboradores de lujo que conocen bien el cuerpo, porque dedican sus energías a vivirlo y reflexionarlo, algunos desde la clínica, la danza, el teatro, o la música, otros desde la filosofía contemporánea, y, por lo tanto, desde el cuestionamiento y la revisión permanente de las preconcepciones heredadas.

 

Así, el primer texto que encontramos fue concebido a seis manos por la filósofa y profesora de la UAB Jèssica Jaques, la bailarina y coreógrafa Laura Vilar, y el filósofo Andrés Armengol. El cuerpo, ese extraño enigma (u)tópico parte de una pieza coreográfica de Laura Vilar, Tatlin’s Tower, para hacer referencia a lo subversivo que hay en el cuerpo como lugar de dinamismo y desarrollo. Aludiendo al cambio de paradigma respecto del cuerpo en la filosofía contemporánea, los autores reflexionan sobre cómo la danza lo ha reconsiderado desde lo performativo, atendiendo su capacidad de fractura y configuración de mundo.

 

El segundo texto, escrito por la antropóloga Maria Inés Rey, aborda los procesos identitarios de la Comunidad Sorda argentina en relación a la sociedad mayoritaria. En este artículo en particular, la autora analiza las relaciones de cuerpo-modalidades del lenguaje-identidad. Profundiza en las problemáticas y conflictos culturales entre ideas históricamente dominantes que pueden hallarse en la medicina y la educación entre otras instituciones, poniendo en discusión conceptos y categorías como las de cuerpo, discapacidad, lenguaje o inclusión, entre otras.

 

La primera de las exposiciones virtuales de este número es un trabajo conjunto del artista compositor Luis Federico Jaureguiberry y del musicólogo y pedagogo Norberto Bayo. La exposición parte de una pieza sonora compuesta por Jaureguiberry, Cuerpo y memoria, en torno a la cual Norberto Bayo, desde su formación de músico y musicólogo, aborda, en el texto titulado Tiempo pasado, presente y futuro. La cocina llena de harina, la relación entre el sonido, la interpretación y el devenir que emerge de la pieza. En su trabajo común destaca la importancia que ambos otorgan al factor temporal propio de lo performativo, y lo hacen pensando el cuerpo como instrumento y como escenario, haciendo hincapié en las características de la actuación de la memoria en el plano auditivo.

 

En la segunda y última de las exposiciones de esta entrega la teórica Anna Fabra nos introduce en el work in progress El recolector de plumas de la performer y artista multidisciplinar Ana Matey. En el proyecto de Matey hay una reivindicación de lo corporal como forma de sentir y pensar el mundo, y Fabra establece a través de esta idea una relación entre los trabajos de la artista y el butoh, en referencia a esa búsqueda de un nuevo cuerpo mediante nuevas técnicas de danza -la danza de la oscuridad- que surgieron tras los desastres nucleares de Hiroshima y Nagasaki en Japón. La exposición nos muestra, así, diferentes fases por las cuales ha pasado el proyecto de Ana Matey, y que suponen una analogía del proceso creativo que ha experimentado la artista, siempre en relación con la memoria corporal y el cuerpo sin memoria.

 

Las cuestiones derivadas son infinitas y ello simplemente evidencia que indagar sobre el cuerpo como memoria manifiesta las complejidades de lo ideológico, lo político, lo cultural y lo histórico que confluyen y se superponen en la contemporaneidad. Desde Nómade creemos que tiene sentido detenernos a pensar el cuerpo en el escenario cultural de lo errante y lo transitorio, puesto que a través de él trasluce la disyuntiva de lo material vs. lo procesual, y se halla, con plena vigencia, la vieja dialéctica entre la materia y el espíritu.