DEL ESCENARIO CULTURAL DE LO ERRANTE AL DRAMA TEATRAL CONTEMPORÁNEO
Hablamos de escenario, o al menos de la composición del mismo, cuando es nuestro cuerpo el que transita los doce minutos y veintiocho segundos. Cuerpo y Memoria dentro de un marco Electroacústico. Hemos heredado culturalmente un mecanismo en nuestra forma de sentir a través del cuerpo por el que el reto de la búsqueda de la intelectualidad asoma su cénit de igual manera que en el trabajo del actor. Se alcanza, pues, caminando cierto aspecto Nómade que aquí se nos encarga. El trabajo del actor es muy similar al del músico, igual de duro, también diría. Los actores juegan con la ventaja de usar un método, al músico le cuesta entender que su único método corre a manos de la experiencia con y para su instrumento, su cuerpo. Transformar un material para un instrumento solista implica una gran dosis de ética. El cuerpo está cumplido. Asoma la memoria.
Un actor solo en escena nunca está dialogando solo. Su trabajo es representar en el espacio primero un tiempo finito donde convergen emociones y segundo un escenario donde trascender la totalidad de su duelo interno compartiendo “ser” (método + emociones). Maneja un uso temporal de sus emociones y concretos. En la verosimilitud de lo que actúa, acciona, crea radica la verdad. La manipulación de las herramientas en la música Electroacústica sigue su propia senda para ampliar hasta el infinito el concepto de instrumento y de fuente sonora. Una verdad tímbrica y una verdad estética es lo que aquí descubrimos.
Comentarios
Ale Perez dice:
Buenas tardes, me gustaría saber si estos trabajos tienen bibliografía?