The Ref.1048 Project
Comisario:
Alejandra Mizrahi
Artista:
Jordi V. Pou
Conocí la obra de Jordi V. Pou vía internet; tuve contacto con él vía internet; su obra se construyó vía internet, y yo envío este texto desde Tucumán -vía internet- a mis colegas que producen Nómade desde Barcelona. La virtualidad es la condición de posibilidad de esta obra de Jordi V. Pou, como lo es también la de este escrito. Decir esto es situarme en un tiempo determinado. El contexto y sus herramientas producen el tipo de obras que existen y construyen el pensamiento en torno a éstas. Esto podría entenderse desde el paradigma marxista-benjaminiano para el cual los diferentes modos de producción corresponden a distintos tipos de arte, de percepción y de experiencias estéticas. Benjamin se refería a las nuevas tecnologías de reproducción de la imagen de su época, como el cine y la fotografía. Si hacemos alusión a las producciones que tienen como eje la virtualidad, también podríamos pensar en las experiencias estéticas determinadas por su medio, que proponen este tipo de prácticas. Una de ellas, sería, sin duda, el modo de recepción peculiar que tiene esta obra. A diferencia de aquellas obras que están hechas para ser contempladas en un espacio expositivo, la obra de Pou aparece con sólo tipear letras y números en la barra de un buscador virtual. Este hecho posibilita un modo diferente de acceder, experimentar e interpretar la obra. El modo de producción, la recepción, la materialidad, su difusión, su comercialización, etc., ya no pueden ser analizados desde un paradigma moderno. De esta manera, reformula conceptos como el del artista, obra de arte, espectador, mercado del arte, etc.
¿Qué hacen juntas una pipa, una pelota de football, un sacapuntas de la torre Eiffel y una ménsula de escayola? Esto es lo primero que me pregunto cuando hojeo (es una manera de referirme a la acción analógica de hojear un libro) el issuu que nos presenta.
The Ref. 1048 Project es un catálogo que aúna elementos que se comercializan por internet, cuyo eje común es el número de referencia que comparten. Este dato es el que sostiene todas las imágenes aparentemente inconexas que conforman el volumen. Un vaso medidor científicamente calibrado, un disfraz de policía, una silla de oficina, un presostato Whirlpool triple horizontal, una pequeña cuchara; y la lista podría continuar. Todos conviven en una edición y en esta convivencia hacen que nos preguntemos ciertas cosas del mundo que construimos y sobre todo del cómo lo construimos.
Apenas conocí la obra de Pou, no hice otra cosa que poner el número de referencia en el buscador de google para ver qué sucedía. Al tipear esta referencia comenzaron a aparecer muchos de los elementos que Pou compendió en su publicación, pero curiosamente la primera imagen que aparece en el google images es la tapa del libro de Pou. Una referencia que provoca el rejunte de objetos, situaciones, cosas, etc., aparentemente inconexas entre sí, pero que a su vez termina refiriéndose a sí mismo y de esta forma emparentándose a lo que compendia. En la acción de referir se alude a algo, se relaciona, se identifica alguna cosa con otra, se indica. En el ámbito de la lingüística, el referente es uno de los componentes del signo, junto al significado y al significante. El referente es el objeto real, es el que determina significado y significante. El referente es algo tangible, en torno a lo que se articula el significante y el significado, denominando por un lado y explicándolo por otro. La referencia o el referente en este caso, es un número que identifica a un objeto, pero no sólo a uno sino a ochenta. Una misma referencia que pretende particularizar un elemento, pero que en esta operación los universaliza con otros, entre los que sólo comparten este número. No hay, por más que nos empeñemos en buscar, nada en común entre estos objetos, situaciones, elementos, etc. El factor común es el número, es la referencia. Los parecidos de familia que buscaría Wittgenstein en esta gran familia que construye Pou, serían muy difíciles de describir. No todo sirve para algo en específico, no todos son objetos; las coincidencias que hay entre ellos son su número de referencia y que alguna persona los ha subido a internet con el fin de comercializarlos. El modo en el que Pou compendia estos elementos dispares, nos permite un acceso a los modos en los que en la contemporaneidad podemos construir mundos o versiones de mundos en el sentido goodmaniano. La existencia de múltiples mundos es entendida como las variadas versiones del mundo constituidas a través de símbolos: “...sustituimos la idea de un mundo por la de varios mundos que no son sino versiones...” 1 Goodman destaca diferentes procesos, modos o maneras, a través de los cuales construimos mundos. Éstos son: composición y descomposición, ponderación, ordenación, sucesión, complementación y deformación. En este caso, el artista elige una referencia que ordenará una serie de elementos que a priori no tienen nada que ver.
Recoger imágenes e información a partir de una referencia, por momentos se parece a una estrategia dadaísta, en la cual la repetición e insistencia sobre una premisa construye un sentido inédito. Por supuesto, ésta no parece ser la intención de Pou, más sí la apertura a modos de clasificar el mundo que exceden cualquier patrón calificativo dado. Ordenar el mundo, clasificarlo, catalogarlo, buscar formas y modos de agrupar elementos. Todo esto conforma una acción que propone un orden particular al caos universal.
1 Goodman, Nelson, Maneras de hacer mundos, Madrid: Visor, 1990.
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