Y empezamos a pensar sobre el tiempo y sobre las instituciones. ¿Pero qué es una institución? Puede ser muchas cosas, puede ser museo, centro de arte, puede ser público, puede ser privado, un profesor en la universidad, un cantautor sobre el escenario, un fotógrafo tras un objetivo... y si rizamos el rizo el tiempo en sí mismo puede ser una institución. Una institución presente en cada momento, en cada vida, rigiendo, gobernando... Pero, ¡recapitulemos!
El tiempo está presente en todas partes y, por ende, en las instituciones. Está presente muy claramente en el momento en que se abre una exposición al público, por ejemplo. El tiempo que durará la muestra, las horas durante el día en que se puede visitar, el rato que se pasará una persona delante de una obra... Pero el incansable, el omnipresente, ha empezado a correr mucho antes en el interior de la institución. Un sinfín de actividades que forman parte del imaginario colectivo, pero que solo se conocen desde dentro, desde las entrañas del museo, centro de arte, galería o cualquier lugar (por pequeño que sea) que consideremos una institución. Porque el arte no es solo imaginación y creatividad, pensar el arte requiere un esfuerzo y todo esfuerzo requiere sus etapas. No podemos perder de vista que teorizar sobre cualquier materia necesita de reflexión y de pausa y, en el caso del arte, aun más. Teorizar sobre arte es lo que intento hacer con estas líneas, lo que consigue Nómade con este espacio, y me creeréis si os digo que es gratificante, pero también si os aseguro que he necesitado de tiempo y espacio para asimilar y poner en pantalla algunos conceptos.
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